Benemérito Instituto

Poco conocemos sobre la vida actual en los cuarteles. Una vez profesionalizados los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la concepción de estos cuerpos en los españoles ha cambiado. Pero nada más lejos de la realidad, me he encontrado con una noticia donde parece que algunos de los guardias nuevos, han olvidado la Historia de la Guardia Civil y han llevado al extremo el ser un trabajo más. No tiene desperdicio la arenga que un sargento del cuerpo benemérito. Estas son algunas de las transcripciones:

- "Os tengo que dar una pequeña reprimenda con respecto a ciertas cosas que vi ayer y que no me gustaron. Lo primero que no quiero: no quiero que estéis las ocho patrullas a la vez desayunando. Iros escalonando un poquito. Segunda cosa que no quiero: no quiero que si acabáis un servicio a las dos, a la una y media estéis aquí. A lo mejor soy un poco duro y a alguno no le gusta lo que le voy a decir. Me voy a poner a vuestra altura porque parece que por una oreja os entra y por otra os sale". Aquí, el tono de la conversación y las formas empiezan a desviarse un poco.....

- "Ya sabéis, no quiero ver a nadie aquí tocándose los h.... media hora antes de que acabe el servicio. Y encima se lo diga y se me encare. En relación a las órdenes, yo no soy un compañero más, soy un sargento, soy un suboficial de la Guardia Civil, y hay alguno aquí que no le entra en la cabeza. Y van de buen rollito. Y yo soy muy moderno. Yo no doy sugerencias, no doy consejos. Yo doy órdenes. En la empresa privada, si el encargado del McDonalds le dice al chaval de turno: ponte la gorra que están cayendo pelos en la hamburguesa, y el chaval no se pone la gorra ¿sabéis dónde va? Va a la p... calle. Aquí no. Puedo tolerar muchas cosas. Que llevéis la barba dos días sin afeitar. Puedo tolerar que lleguéis diez minutillos tarde. Lo que no puedo tolerar es que hagáis lo que os salga de los c... Y si os digo, ponte la gorra, tiene su razón de ser. Y no es para cumplir la normativa de uniformidad, es porque a lo mejor esta grabando Canal Sur".

- "Ya ha pasado un tiempo prudencial para conocernos. Vosotros a mí y yo a vosotros. Y ya el margen de confianza ya se ha acabado. Y ya se han acabado los avisos. Ya directamente cuando diga el nombre de un guardia no va a ser para decirle: te voy a tirar de las orejas. No. Voy a escribir y le voy a decir: ¿quieres firmar el parte disciplinario? Si, no... Si os digo poneros la gorra, ya no es una falta leve, si no lo hacéis. Es el 85 del régimen disciplinario. Es falta de subordinación".

- "Otra cosa. Si yo digo a una pareja: poneros en este punto, es para que os pongáis en este punto. No es para que a los veinte minutos se me escaquee y vayan por ahí haciéndose los locos casi a escondidas y me los encuentre donde no me los tengo que encontrar. Las órdenes están para acatarlas. Son órdenes que da un superior. Y al próximo que le ordene una cosa y no la haga, tranquilo que sepa que voy a escribir. Y es la última vez que aviso, porque la llevo un tiempo aquí y ya se cuál es mi papel aquí de jefe de servicio".

- "Y ya os voy conociendo, y he tenido tiempo de conocer a los que son trabajadores, a los que son unos jetas, unos sinvergüenzas y unos caraduras y a los que tienen la intelignecia justa. En este grupo abunda más lo segundo que de lo primero". Uno de los guardias, ante tal afrenta, protesta y le dice "¿De qué nos conoce a nostros?" El sargento responde tranquilo: "Yo también he sido guardia. Y sé de qué pie cojea cada uno". A todo esto, el agente suelta un "Me parece que te equivocas".

- Ante esta situación, el agente vuelve a la carga: "Si alguno no está de acuerdo conmigo en el momento que le dé una orden, me lo dice a mí o directamente al capitán. Sino, el parte al capitán lo voy a dar yo. Aquí el que trabaja se tiene ganado mi aprecio, el que no trabaja no se tiene ganado mi aprecio. Si alguno os dais por aldudido, vuestros motivos tendréis".